sábado, 28 de abril de 2012

¿Suspensión temporal de Schengen o pantomima?

Hoy 28 de abril es un día gris en España. Algunos pensaréis que la culpa la tiene aquella ciclogénesis explosiva que entró a mitad de semana por Galicia y que todavía está con nosotros. Sí y no. Bien es cierto que Petra (que así se llama la bendita borrasca), nos ha robado a todos por unos días nuestra ansiada primavera, pero de lo que yo quería hablar ahora es de la cuasi desapercibida suspensión temporal de Schengen que entró en vigor a media noche de hoy.

Antiguo puesto fronterizo en Portalet d'Aneu
Como bien sabéis los que me seguís, para mí Schengen es un pilar fundamental de la UE, sin el cual Europa no es nada. Ahora bien, ¿qué es exactamente lo que está pasando en nuestras fronteras? Bajo mi punto de vista, resulta demasiado pretencioso hablar de la suspensión (temporal o no) de Schengen cuando la medida sólo afecta a la frontera entre España y Francia, manteniéndose la libertad de circulación entre España y Portugal que garantiza el tratado europeo; si bien es cierto que cerrar la frontera francesa significaría en la práctica cerrar la frontera con la mayor parte de Europa.

Y en la frontera francesa, ¿qué está ocurriendo? Pues por lo visto, lo único que vamos a encontrar si queremos entrar a España a través de Francia son controles policiales establecidos por la guardia civil y la policía nacional en las carreteras, a todo lo largo de frontera. Además, se están haciendo controles en las estaciones de tren que comunican Cataluña con el otro lado de los Pirineos. Estos controles (según la versión oficial) están pensados para prevenir y disuadir la entrada en España de "radicales antisistema" que pudieran venir a Barcelona para protestar y, de paso, cometer actos vandálicos con motivo de la cumbre del Banco Central Europeo que se celebra en la Ciudad Condal el próximo 3 de Mayo.

En la memoria de todos están los altercados que se produjeron durante la huelga general del pasado 29 de marzo. Según he oído este medio día en el telediario, estos radicales antisistema cuya llegada se pretende evitar, serían en su mayor parte ciudadanos griegos e italianos. Y yo me pregunto, los vándalos que atentaron contra el mobiliario urbano en Barcelona el 29 de marzo, ¿de dónde eran? ¿Griegos? ¿Italianos? ¿O eran todos españoles? Y, siendo como eran españoles todos, ¿por qué se señala directamente a nuestros vecinos italianos y griegos como sospechosos de ser vándalos y delincuentes? Por otro lado, si queremos blindar Barcelona para la susodicha cumbre, ¿por qué no cerramos también las fronteras de Cataluña con Aragón y la Comunidad Valenciana? O mejor aún, ¿no sería más eficaz cerrar los accesos a la provincia de Barcelona desde las limítrofes Tarragona, Lleida y Girona? ¿Por qué hacer controles aleatorios en la frontera francesa y decir que se está suspendiendo Schengen, cuando en realidad todo es un paripé montado para parecer que se hace algo cuando en realidad no se está haciendo nada?

Porque la realidad es que no se está haciendo nada. Y es que a ningún ciudadano europeo se le está impidiendo entrar en España por la frontera francesa, a menos que se trate de un delincuente en busca y captura o que esté fichado por la policía. En los controles, la guardia civil está requisando "material peligroso" como navajas o bates de béisbol. Claro, todos sabemos que en Barcelona es casi imposible comprar una navaja. (sic)

Mi opinión es que todo esto es una maniobra más para eliminar derechos y libertades de los ciudadanos, y una puñalada más contra  Schengen. Porque, si bien esta medida no es realmente una suspensión del tratado que garantiza la libre circulación de ciudadanos entre los países firmantes (que ni son todos los miembros de la UE, ni pertenecen todos a la UE), sienta las bases para que finalmente se aprueben las restricciones a Schengen que Francia y Alemania vienen reclamando desde hace algunas semanas.

Falta por saber si todo este circo (que no suspensión) que estamos viviendo y vamos a vivir durante esta semana ha sido idea de nuestro Gobierno para curarse en salud y evitar que pueda nadie culparlo por no haber hecho nada para prevenir los altercados que muy presumiblemente van a tener lugar, o si ha venido impuesto, como tantas otras cosas, por el eje París-Berlín.

Huelga decir que, en cualquier caso, si yo fuera ahora mismo el Presidente de Europa, no hubiera consentido bajo ningún concepto que se menoscabara el nombre de Schengen para montar este paripé. Porque sin Schengen, repito una vez más, Europa no es nada.

viernes, 13 de abril de 2012

Las Políticas Europeas de Vecindad II: Marruecos

Como ya comenté hace un par de semanas, las Políticas Europeas de Vecindad, no se pueden ni deben aplicar indiscriminadamente a todos los vecinos de la UE, a pesar de las ventajas que en materia de seguridad y estabilidad pudiera conferir a la Unión.

Si en el caso de Bielorrusia, las razones esgrimidas por Bruselas para marginarles diplomáticamente son el régimen dictatorial de Lukashenko y las continuas violaciones de los derechos humanos, estos mismos argumentos podrían emplearse, sin necesidad de maquillaje alguno, para vetar cualquier relación de amistad con Guinea Ecuatorial, Corea del Norte, o Marruecos.

De estos tres Jardines del Edén, quizás Corea del Norte sea el único que goza del estatus que merece, es decir, marginado, señalado y demonizado; pues con Guinea Ecuatorial, al tener unos bonitos yacimientos petrolíferos, mantenemos una relación más que cordial. No obstante, es Marruecos el que goza de unas relaciones más fuertes, amistosas y afianzadas con la UE, y el único de los tres que, por su situación geográfica, goza de los beneficios de las Políticas Europeas de Vecindad.

Y yo me pregunto, ¿a quién benefician todos los acuerdos firmados entre la UE y Marruecos? ¿A los ciudadanos marroquíes? ¿A los europeos? Yo no lo veo claro, pero diría que ni a unos ni a otros. Pero desde luego, a quién no beneficia nada es a los agricultores españoles. A mí, particularmente  me da muchísima rabia cada vez que voy al supermercado a comprar judías verdes para hacer un arroz con verduras (que me sale riquísimo, por cierto), y sin importar a qué supermercado vaya, sólo encuentro bajocas marroquíes. ¡Y vivo en Murcia! Murcia, "la huerta de España". Pues parece que, o bien no tenemos judías en la huerta del Segura, o sale más barato traerlas de Marruecos.

Es un sin sentido absoluto. Para empezar, los agricultores europeos están sometidos a una serie de leyes que regulan desde la afiliación a la Seguridad Social (más de 200 euros al mes ha de pagar un agricultor autónomo en España), el salario mínimo que deben pagar a los jornaleros que contraten, y hasta el tipo y cantidad de productos fitosanitarios que pueden emplear en sus cultivos. Y, sin embargo, los agricultores marroquíes no están sujetos a ninguna regulación por parte de la UE, pudiendo pagar jornales más bajos, sin necesidad de estar pagando ninguna seguridad social, y siendo libres para emplear los plaguicidas más baratos del mercado, aunque la UE los haya prohibido por su toxicidad para el hombre, las abejas, los peces o en general, el medio ambiente.

Por otro lado, están los acuerdos pesqueros, en virtud de los cuales Marruecos siempre ha hecho negocio con las aguas territoriales saharauis, ¡cómo si el Sáhara Occidental fuese una provincia más de Marruecos! Lo triste es que el Sáhara Occidental sí es, de facto, una provincia  más dentro del Reino Alauita. O, más exactamente, dos regiones (El Aaiún-Bojador-Saguia el Hamra y Río de Oro-La Güera) y media (Guelmim-Esmara, cuya mitad sur pertenece al territorio saharaui). Otra cosa es que yo esté de acuerdo con que sea así, pero la Cuestión Saharaui es motivo de un post completo (por lo menos) y éste ya me está quedando demasiado largo (como casi siempre). En cualquier caso, los acuerdos pesqueros no han sido renovados, precisamente porque por fin la UE ha considerado que en este caso particular, Marruecos hace negocio ilegalmente con las aguas saharauis. Sólo falta por ver hasta cuando durará el bloqueo del Parlamento Europeo y si no se volverán a firmar nuevos acuerdos pesqueros con Marruecos antes de que acabe el año.

Por último, me gustaría señalar que a pesar de todos los privilegios que la UE ha otorgado a Marruecos, este no es ni mucho menos el mejor de los amigos que podemos tener ahí afuera. Porque sigue reclamando la devolución de Ceuta y Melilla (has leído bien, "devolución", como si alguna vez hubieran sido marroquíes); y porque, puestos a pedir, también reclama las islas Canarias como propias. Y yo me pregunto, ¿de qué nos sirve que el rey de España sea íntimo amigo de Mohamed VI?
Juan Carlos I conversando con un jovencísimo Mohamed VI en 1975.

Por todos esto, cuando yo sea El Presidente de Europa, romperé en mil trocitos todos los acuerdos firmados con Marruecos, poniendo como condiciones para retomar las relaciones de amistad el fin de la ocupación del Sáhara Occidental, así como de sus pretensiones imperialistas sobre el archipiélago Canario y las ciudades españolas de Ceuta y Melilla. Me cuesta creer que Mohamed VI pudiera acceder alguna vez a estas peticiones; pero si lo hiciera, jamás firmaría con él ningún acuerdo económico que perjudicara los intereses económicos de los agricultores europeos.

Bonus Track: Al hablar de las judías para ilustrar cómo los productos agrícolas marroquíes invaden el mercado español, y asfixian la economía de los pequeños productores europeos me he acordado de una anécdota sobre Catón el Viejo. Este censor se hizo conocido por terminar todos sus discursos, fuesen del tema que fuesen, con la locución "Ceterum censeo Carthaginem esse delendam"que se traduce como "además opino que Carthago debe ser destruida". Según cuentan, en una de sus intervenciones más famosas ante el Senado dejó caer deliberadamente del bolsillo un par de higos. Tras dejar que los senadores alabaran su tamaño y calidad, señaló que procedían de Carthago, acusando a ésta de competencia desleal y de estar colapsando la economía romana. Sin embargo, se trataba de higos cultivados en su propio huerto y, en el fondo, la mayoría de los senadores lo sabía. Aún así, se salió con la suya, aunque no vivió para verlo. Bueno, pues quisiera aclarar que yo no quiero parecerme a Catón el Viejo: ni he editado la etiqueta de las judías con el photoshop, ni deseo la destrucción de Marruecos. Toda hostilidad que pueda verse reflejada en este blog va contra regímenes políticos concretos, y nunca contra sus ciudadanos.