viernes, 2 de marzo de 2012

La emancipación militar de Europa y el fin de la OTAN

Al término de la Segunda Guerra Mundial, la ambición de la Unión Soviética por dominar Europa del Este preocupaba y mucho al resto de países europeos. Francia, Bélgica, Luxemburgo, Reino Unido y Países Bajos fueron los primeros en apostar por la creación de una alianza militar en la Europa occidental que les otorgara un mínimo de posibilidades de mantener su independencia frente a un cada vez más agresivo "Monstruo Comunista", y juntos firmaron en marzo de 1948 el Tratado de Bruselas, en virtud del cual nacía una jovencísima Alianza Atlántica.

En principio, Estados Unidos se mostró reacio a participar de los asuntos europeos. Sin embargo, fueron suficientes un par de avances soviéticos sobre posiciones de Europa central para hacerles cambiar de opinión. Concretamente, me estoy refiriendo al "Golpe de Praga" y el bloqueo de Berlín de 1948. Estos hechos, junto con el estallido de la guerra civil en Costa Rica precipitaron (al parecer) la firma, el 4 de abril de 1949 del Tratado de Washington, por el cual se incorporaban a la Alianza no sólo Estados Unidos, sino también Canadá, Dinamarca, Islandia, Noruega y Portugal.

Llegados a este punto, me gustaría hacer hincapié en cómo hemos pasado, en poco más de un año, de Bruselas a Washington. Porque, si bien la OTAN nace en Europa, es Estados Unidos el que a partir de ese momento va a estar de facto al mando. Y, si bien es cierto que ya antes de la aparición en escena de la OTAN, Estados Unidos contaba con un importante contingente de tropas desplegadas en Europa, no es menos cierto que con el nacimiento de la OTAN este despliegue militar va a contar con una coartada sin parangón para mantener y eventualmente aumentar su presencia en Europa. De hecho, fue esta asimetría en el planteamiento de la alianza, así como la preeminencia estadounidense en ella, la que adujo Charles de Gaulle en 1959 para retirarse él y su Francia de la estrategia militar de la OTAN, recuperando el control de todas las bases militares que Estados Unidos tenía en su territorio. Y no fue hasta 2008, ya bajo la presidencia de Nicolás Sarkozy, que Francia volvió a integrarse plenamente en la Alianza.

Ahora bien, si la OTAN surge como una estrategia defensiva de una Europa famélica y en plena posguerra frente al poderío militar de la Unión Soviética, ¿qué sentido tiene mantener la Alianza hoy en día? Porque si a la desaparición de la Unión Soviética y la desintegración del Pacto de Varsovia sumamos la aparición en escena de una Unión Europea cada vez más cohesionada, tenemos razones más que suficientes para creer que Europa ya es capaz de defenderse por sí misma.

Por otra parte, resulta contradictorio que dentro de la UE haya varios estados que no forman parte de la OTAN, como son Austria, Suecia, Finlandia, Chipre y Malta. ¿Y el resto sí? No, o todos o ninguno. Y yo me inclino más por el abandono en bloque de toda la UE, lo que significaría la desintegración virtual de la Alianza, con la recuperación de todas las bases militares que a día de hoy permanecen ocupadas por Estados Unidos. Y para suplir el vacío que deje la OTAN, popondría la incorporación inmediata de todos los estados miembros de la UE en el Eurocuerpo, un cuerpo armado europeo multinacional que surgió de la cooperación franco-alemana durante la Cumbre de La Rochelle en 1992, entre François Mitterrand y Helmut Kohl, y al que se han incorporado con posterioridad Bélgica, España y Luxemburgo. Por cierto, la sede de los cuarteles generales del Eurocuerpo está en Estrasburgo. Así pues, con la reinvención de este ejército y su elevación a la categoría de Fuerzas Armadas de la UE, creo que se compensaría lo suficiente a Francia por la eliminación de las sesiones parlamentarias en la capital alsaciana.

Con la desintegración de la OTAN y la incorporación al Eurocuerpo del resto de miembros de la UE, la Unión adquiriría plena independencia militar. Independencia que, a día de hoy está como poco en entredicho.

Bonus Track: Soy conocedor de los deseos de Irlanda por mantener su posición neutral en cualquier conflicto futurible. Y yo no voy a obligar a nadie a meterse en una guerra ajena. No obstante, Irlanda tiene un ejército, y de lo que se trata es de que éste se integre con el resto de efectivos europeos en un mismo cuerpo, y bajo un mismo mando. Y la integración, en mi Europa, no será negociable.


1 comentario:

  1. Creía que era el único defensor de la integración militar.

    Por desgracia, viendo lo que les cuesta una integración básica (y civil) como es la fiscal, y observando el modo en que pasan de los Grupos de Combate me parece que ceder soberanía militar les daría ictericia.

    Son una manga de timoratos.

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