jueves, 16 de febrero de 2012

Trabajo que me quitan.

Me acabo de llevar una pequeña sorpresa. Según he leído en El Mundo, parece que los eurodiputados han votado a favor de que el Parlamento Europeo tenga una sola sede. A lo mejor, cuando yo sea el Presidente de Europa decido mandar al Parlamento directamente a la papelera de reciclaje, pero en caso de no hacerlo, lo que no iba a tolerar es que siguieran con la tontería de reunirse unas veces en Bruselas y otras en Estrasburgo. El ahorro en viajes y dietas que supondría fijar la sede del PE, teniendo en cuenta que en total son 754 eurodiputados los que hasta ahora deben desplazarse de Bruselas a Estrasburgo y de Estrasburgo a Bruselas mínimo una vez por mes no es nada desdeñable. Máxime cuando lo señores eurodiputados no aceptan viajar en clase turista. Esto último es materia de un post entero, así que no lo desarrollaré más, pero un pelín caraduras sí que me parecen. Fijo que si se pagaran ellos el avión volaban con Ryan Air. En concreto, cálculos del propio PE cifran en 180 millones de euros anuales los costes derivados de la duplicidad de sedes.

Lo que no ha quedado claro todavía es qué ciudad será la sede permanente del PE si finalmente acuerdan fijar una sede única. Pero por si acaso, Francia ya ha protestado formalmente, no vaya a ser que la idea sea fijar la sede en Bruselas. A mí, en realidad me da igual una ciudad que otra, pero casi preferiría Bruselas. No por fastidiar a los franceses, que también, sino porque me gustaría ver a Bruselas como la Gran Capital Europea. Es más, uno de los pilares fundamentales de mi mandato será hacer de Bruselas la Gran Capital Europea. Suena bien. Y para eso, es necesario que la ciudad vaya adquiriendo símbolos, poderes y privilegios de capital.

Lo de Estrasburgo quedó estupendamente en su momento, puesto que la ciudad está situada en una región históricamente muy disputada entre Francia y Alemania. Muchísimo simbolismo para cerrar las heridas de la Segunda Guerra Mundial y tal; pero habiéndose cerrado ya todas las heridas (o casi), no tiene mucho sentido mantener algo que resulta tan caro y aporta tan poco.

Y muy mal por parte de Francia protestar por algo que nos beneficia a todos. Aunque creo que no les queda más remedio que protestar.

Nos leemos!

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