lunes, 27 de febrero de 2012

Los Pilares de mi Europa II: El Euro

Recuerdo con especial emoción la cena de nochevieja de 2001. Aquella noche, además de despedir el año, estábamos a punto de despedirnos de nuestras pesetas. O, más concretamente, a punto de darle la bienvenida al euro a nuestros bolsillos. Porque, si bien es cierto que el Euro había nacido dos años antes para la Banca y los Mercados Financieros mundiales, no fue hasta esa noche que los pudimos ver, tocar y tener en nuestras billeteras.

Estonia, último estado en adoptar el euro.
En aquél momento resultaba perfectamente comprensible, aunque algo decepcionante, que hubieran tres estados miembros de la UE que no hubieran apostado por adoptar el euro en esa noche. Estoy hablando del Reino Unido, Suecia y Dinamarca, que aún hoy en día, once años después, mantienen sus respectivas monedas nacionales. 

Si bien es cierto que estos tres estados no son a día de hoy los únicos miembros de la UE que no forman parte de la Eurozona, lo que les diferencia del resto, es que si no han adoptado el euro aún ha sido porque no les ha dado la gana.

En 2002 había cierto recelo sobre el futuro del Euro, sobretodo en lo referente a su futuro comportamiento en los mercados bursátiles con respecto al dólar. Y ese miedo sirvió de excusa para que estos tres estados europeos no se vieran obligados a adoptar el euro hace, repito, once años ya. A mi entender, esta situación resulta poco menos que anómala en estas fechas, además de poco beneficiosa para la imagen internacional de la UE en su conjunto y del Euro en particular. 

  1. Azul: Eurozona.
  2. Verde: Miembros de la UE que aún no han adoptado el euro.
  3. Morado: Estados fuera de la UE que usan el euro.
A diferencia del Reino Unido y a Dinamarca, y en virtud del Tratado de Maastricht firmado en 1991, Suecia está obligada a adoptar el Euro en el futuro, "una vez que haya alcanzado las condiciones necesarias". Esto es así dado que se incorporó a la UE con posterioridad a la firma de dicho tratado, en 1995. No obstante, la subjetividad subyacente en los términos de Maastricht y que la adhesión al MTC-II (paso previo y necesario actualmente para poder adoptar el euro) es per se voluntaria, ha podido, hasta ahora mantener sus coronas suecas. De hecho, los suecos ya rechazaron en un referéndum llevado a cabo en 2003 la adopción del Euro y nada parece indicar que de repetir el referéndum hoy en día el resultado fuese distinto.

Por contra, Reino Unido y Dinamarca ya formaban parte de la UE en 1991 cuando se firmó el Tratado de Maastricht. Sin embargo, negociaron clausulas en virtud de las cuales se les ha permitido hasta ahora permanecer fuera de la Eurozona.

Como Presidente de Europa, cuando lo sea, una de mis prioridades será la ampliación de la Eurozona, extendiéndola hasta los límites de la UE, de forma que todo estado miembro de la Unión adopte el euro. Y, al igual que lo expuesto con anterioridad para Schengen, si un estado miembro no desea adoptar el Euro llegada una fecha concreta, me vería obligado a mostrarle el camino de salida, expulsándolo de la UE con todo el dolor de mi corazón. Simplemente, porque no se puede estar dentro y fuera al mismo tiempo.

Sede del BCE en Frankfurt
¿Y los estados que no cumplan con los criterios de Maastricht? Igualmente, les haría adoptar el euro con la mayor brevedad posible. No termino de entender tanta burocracia y requisitos para poder adoptar el Euro, si nada nos garantiza que, una vez dentro de la Eurozona, cualquier estado pueda desbandarse por la senda de la inflación y el déficit público. Como tampoco entenderé nunca que la forma de prevenir esto sea amenazando con sanciones económicas que para nada ayudarían al estado infractor a relanzar su economía.

Huelga decir que no tengo ningún problema con que los estados que actualmente utilizan el euro sin ser parte de la UE (Andorra, Mónaco, Ciudad del Vaticano, San Marino, Montenegro, y Kosovo) lo sigan utilizando. Independientemente de que todos ellos figuren en mi Agenda para la Ampliación.


2 comentarios:

  1. Interesante, aunque le veo algunos fallos al programa.

    La burocracia requerida para el acceso tendría sentido si se consumase la unión fiscal, porque entonces nadie podría irse por la senda del déficit ya que toda la Unión tendría la misma política impositiva. De momento no es así, así que los requisitos son una chorrada; ahora bien, el problema es la no-unión fiscal.

    Lo que no me encaja es que no te guste que las potencias externas utilicen el euro. ¡Debería potenciarse lo contrario!

    El dólar es lo que es sobre todo por ser moneda de cambio en toda América Latina, el Sureste Asiático, etc. Que naciones extracomunitarias utilicen cada vez más el euro nos hace ganar terreno frente al dólar y, si fuese a más (que no ocurrirá, irá a menos, puesto que el euro está en las últimas) eso daría peso internacional a Europa porque influiríamos en la política monetaria de un montón de países (que es lo que actualmente hace EEUU con el dólar).

    Otra cosa que no me encaja: ¿el Vaticano en la Agenda para la Ampliación? ¿Y Mónaco? ¿Paraísos fiscales y monarquías teocráticas en la Unión Europea? No me encaja.

    Saludos.

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  2. Estoy de acuerdo contigo en la primera parte. A la UE lo que le hace falta como el comer es eso que llamas "integración fiscal". No lo he mencionado porque (la verdad) yo de economía sé muy poquito, pero me ha dicho un asesor muy majo que tengo que no me preocupe por eso, que en dos tardes me enseña todo lo que necesito aprender.

    Respecto a lo segundo, no me has entendido. He dicho que "no tengo ningún problema con que los estados que actualmente usan el euro sin ser parte de la Unión Europea lo sigan utilizando". Vamos, que me parece bien que lo sigan usando. Por cierto, jamás se me hubiera ocurrido llamar "potencias externas" a Kosovo y el Vaticano.

    Considero paraísos fiscales todos los microestados europeos. Mónaco, Ciudad del Vaticano, San Marino, Andorra, y Liechtenstein. Amén de las Islas del Canal, la isla de Man, Gibraltar y por supuesto Suiza. Todo ello merece al menos uno o dos post a parte, pero en resumen, si apuesto por su integración en Europa es precisamente para que dejen de ser paraísos fiscales.

    Un saludo, y muchísimas gracias por comentar en mi blog!

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